lunes, 18 de octubre de 2010

LA REDOTA

Fenómeno único en la Historia de los pueblos americanos
Conmoción emocional colectiva, enraizada en la vocación indestructible de libertad que vibraba en los pechos de nuestros gauchos. Y también,  en esta ocasión, de quienes no lo eran. Dignidad y coraje que trascendió las razas, los sexos y las culturas, para resolverse en un gran abrazo de amargura, a la vez que de esperanza y rebeldía
Indómitos, y resueltos a padecer las mayores  privaciones, sin calibrar las consecuencias de su resolución, negros y blancos, viejos y jóvenes, mujeres y niños y por esta única vez, indios, charrúas, minuanos, y tapes, todos mezclados  en un haz, alrededor de su Conductor, iniciaron esa marcha, que nominaron  LA REDOTA

ETAPAS PRINCIPALES DEL EXODO

I- CERRITO (Peñarol)  Etapa desde Montevideo al Rio Santa Lucía

.- SAN JUAN BAUTISTA   del l2 al l4 de octubre de 1811

II.-Del 14 al l8 de octubre Cruce  del Río Santa Lucía

III.- del 18 al 19 de octubre Del Río Santa Lucía al Rio San José SAN JOSÉ

IV.- Del 20 al 24 de octubre  Estacionamiento y Cruce del Rio San José

V.- Del 24 al 29 de octubre Rio San José a  Puntas del ARROYO GRANDE

VI.-Del 30 al 3l de octubre De Puntas del Arroyo Grande a Puntas del MONZÓN

VII.-Del 1 al 2 de noviembre. De Puntas del Monzón al  Arroyo Perdido PASO DEL  RINCÓN
                                                                                                                     
VIII.- Del 3 al 4 de noviembre  Del Arroyo Perdido a Puntas del ARROYO COLOLÓ
                                                                                                                       
  IX    Del 5 al 9 de noviembre de Puntas de Cololó  al Río Negro PASO DEL    YAPEPU

X.-Del 10 al 12 de noviembre, destinado al Cruce del Río

XI.- Del  l2 al 14 de noviembre  del Río Negro al Arroyo Negro  PASO DE LAS CADENAS  

XII .- Del 15 al 20 de Noviembre  Del Arroyo Negro a PAYSANDU
                                                                                                                          
XIII.- Del 21 al 25 de nov.  De Paysandú al Río Queguay  PASO DE LAS PIEDRAS

XIV- Del 26 al 30 de nov. Destinado al Cruce del Queguay

XV.- El 1 de diciembre del Rio Queguay al Quebracho Grande PASO DEL EMPEDRADO

XVI.-del 2 al 4 de diciembre  del Arroyo Quebracho al  Paso del Empedrado del CHAPICUY GRANDE

XVII.- Del 5 al 6 de diciembre del Chapicuy Grande al PASO DE LAS PIEDRAS DEL DAYMÁN

XVIII.- Del 7 al 8 de diciembre  destinado al cruce del río Daymán

XIX.- Del 9 al l0 de diciembre   Del Río Daymán a los Arroyos SAN ANTONIO CHICO Y GRANFDE  PASO REAL 
.- TRAVESIA DEL RIO URUGUAY.- por Salto Chico y Arroyo San Antonio

miércoles, 6 de octubre de 2010

LA REDOTA.

Éxodo Oriental
De Wikipedia, la enciclopedia libre

Óleo de Melchor Méndez Magariños representando el Éxodo del pueblo oriental.


Se denomina éxodo oriental o éxodo del pueblo oriental a la emigración colectiva de habitantes de la Banda Oriental que siguió a José Gervasio Artigas hasta el Salto Chico (actual ciudad argentina de Concordia) después del armisticio de octubre de 1811. Los protagonistas denominaron "la redota" a la marcha, palabra que no figura en el Diccionario de la Real Academia Española y que se originó al ser mal pronunciado el vocablo "derrota".[1] El término "éxodo" fue puesto por el historiador Clemente Fregeiro en 1883.
Se le considera uno de los hechos centrales y primogénitos en la formación del sentimiento nacionalista uruguayo, una especie de conciencia prefigurada de ser un pueblo “distinto” o “diferente”, al porteño, al español y a cualquier otro, por eso se le considera al hecho de la Redota, como fermental para el nacimiento de la “orientalidad”.
Causa
Luego de producidos los levantamientos rebeldes en la Banda Oriental, como el acaecido en Casablanca, actual departamento de Paysandú, el gobernador español de Montevideo, Francisco Javier de Elío, decidió declararle la guerra a la Primera Junta el 18 de febrero. Luego de esto Pedro Viera y Venancio Benavídez se sublevaron contra los españoles y a orillas del arroyo Asencio, en el actual departamento de Soriano, y se proclamaron a favor del gobierno revolucionario de Buenos Aires, tratando de luchar por él, para extender sus dominios revolucionarios hacia la Banda Oriental.
Luego de este hecho, llamado Grito de Asencio, se produjo un hecho generalizado de sublevaciones por todo el territorio de la Banda Oriental (toma de Mercedes, sublevaciones en Durazno, Tacuarembó, Casupuá etc.), en respuesta a estas acciones subversivas los españoles se enfrentaron en tres oportunidades con los orientales, una escaramuza en el Paso del Rey, la toma de San José y la Batalla de las Piedras, perdiendo los españoles las tres veces seguidas, y viéndose obligados por ende a replegarse hacia Montevideo, dejando así toda la campaña y casi toda la totalidad de la Banda Oriental en manos de los revolucionarios. Debido a esto los revolucionarios orientales decidieron implantar un sitio en Montevideo, apoyados en gran medida por tropas revolucionarias de la Junta de Buenos Aires. A estos reveses respondió Francisco Javier de Elío con energía; extremó la represión interna en la ciudad de Montevideo, expulsando a 31 familias, y a los franciscanos por sospechar simpatías con los revolucionarios, también bloqueo el puerto de Buenos Aires y autorizó a las tropas portuguesas que comandaba Diego de Souza, instaladas en la frontera, a invadir el territorio, los portugueses ocuparon sucesivamente Melo, la fortaleza de Santa Teresa, Rocha y Maldonado.
Ante esta situación, el gobierno de Buenos Aires, a cargo de la Junta Grande hasta el 23 de septiembre, cuando se instaló el Primer Triunvirato, tomó contacto con Francisco Javier de Elío en procura de lograr un armisticio que le permitiera emplear sus recursos militares en zonas más peligrosas y de mayor importancia estratégica (el Alto Perú). La idea era dejar todo el territorio oriental en poder de Francisco Javier de Elío, que se comprometía en reciprocidad a levantar el bloqueo naval de Buenos Aires y no tomar medidas de represalia contra quienes hubieran luchado en su contra. Los portugueses, por su parte, debían retirarse. Las negociaciones fueron largas, pero fructificaron gracias al apoyo del embajador español en Río de Janeiro, marques de Casa Irujo, y el ministro inglés lord Strangford, interesado, de acuerdo con la política británica, en la paz que habilitaba el comercio y en evitar conflictos con aliados españoles en la lucha anti-napoleónica. También un sector de la opinión montevideana (representado por el Cabildo y los llamados “moderados” en oposición a los “empecinados” que lideraban Diego Ponce de León, sargento mayor de la plaza, y el propio Elío). Los principales adversarios de estas negociaciones, como era de esperar, los orientales, que eran abandonados en manos del enemigo. En la lucha por evitar esa entrega comenzó a conformarse la conciencia de orientalidad.
Luego de varias negociaciones con delegados de Buenos Aires (Funes, Juan José Paso, Manuel de Sarratea y otros), realizadas en la panadería del Vidal, la primera asamblea del pueblo oriental. Los delegados del gobierno dieron sus razones para firmar el armisticio y garantizaron que los vecinos no sufrirían represalias, pero estos se manifestaron radicalmente contrarios a la medida proyectada y afirmaron que estaban dispuestos a continuar la lucha por sí mismos. Luego se celebró el 10 de octubre, en un paraje conocido como la quinta (o chacra) La Paraguaya, hubo una segunda reunión de vecinos con José Julián Pérez, representante del Triunvirato en las negociaciones con Francisco Javier de Elío. Pese a que éste prometió “toda clase de socorros”, la opinión unánime no cambió: los orientales se comprometían a mantener el sitio por sus propios medios, comandados por Artigas. Finalmente, el armisticio se celebró el 20 de octubre. Artigas, que había sido nombrado Teniente Gobernador Justicia Mayor y Capitán del Departamento de Yapeyú, inició la retirada ese mismo día. El 23 de octubre, a orillas del río San José, tuvo lugar una reunión o asamblea espontánea de los orientales que se hallaban incorporados al sitio, que revistió extraordinaria importancia en la constitución de un sentimiento nacionalista uruguayo. En esa ocasión Artigas comunicó a los asistentes la ratificación del armisticio y su decisión de acatarlo y retirarse hacia el norte. En medio del dolor y la desazón, todos proclamaron entonces la voluntad de no abandonar las armas y reemprender la lucha cuando fuese posible. La segunda resolución no se expresó con palabras, sino con un hecho colectivo: la emigración en pos de Artigas.
Suceso
En ese clima de frustración y derrota, en la que quedó de manifiesto la voluntad de los orientales de reanudar el combate apenas las circunstancias lo permitieran. De inmediato Artigas al frente de 3.000 soldados, retomó su camino hacia en Norte, y un alto número de civiles lo acompañó. El caudillo se opuso a esta emigración masiva en un principio, pero luego ordenó levantar un registro de las familias e individuos que lo seguían.
Protagonistas del suceso
“Veinticinco familias (sobre 880; el 3%) tienen muchos esclavos (más de cinco) y sus bienes promedian los 700 pesos por persona; allí están los Artigas – don Martín llevaba 3 carretas y 8 esclavos suyos -, Pablo Preafán, el padre de Rivera, con 7 carruajes y 16 esclavos (…); 130 familias (14%) tienen varios esclavos (hasta 5) y bienes que promedian los 125 pesos por persona; 450 familias (52%) llevaban un transporte con su mobiliario, sin tener esclavos (sus bienes promedian los 50 pesos; en la clase media, integrada por ‘ocupantes’ de tierras); 270 (31%) no tienen esclavos ni llevan transportes, carecen de bienes; se contabilizan en total 500 esclavos (el 12% de la población computada). Son cifras incompletas, pues Artigas advierte que no se computan, además de la tropa, ni los hombres ‘sueltos’ ni las familias que acampan distantes ni ‘los que van llegando””. Carlos Machado. En total el censo realizado por Artigas contabiliza un total de 4.435 personas y 846 carruajes, pero en opinión general de los historiadores al no contabilizarse los ejércitos, ni las personas que se sumaban al acontecimiento general en el camino (“los que van llegando”), ni demás, se llega a un número aproximado a las 16.000 personas o más.
Participaron personas de todas las clases sociales que se movían en las condiciones materiales más precarias.
“Cada día miro con admiración sus rasgos singulares de heroicidad y constancia; unos, quemando sus casas y los muebles que no podían conducir; otros, caminando leguas a pie (…); mujeres ancianas, viejos decrépitos, párvulos inocentes acompañan esta marcha, manifestando todos la mayor energía y resignación, en medio de todas las privaciones”.[2]

Rumbo y cronología del camino
1811
• 12 de octubre: se levanta el sitio a Montevideo.
• 14 de octubre: comienza el cruce del río Santa Lucía y se dirigen hacia San José.
• 23 de octubre: en el paso de la Arena, San José, Artigas se entera que Buenos Aires y los españoles firmaron la paz, por lo que el territorio de la Banda Oriental vuelve a jurisdicción española. Decide marcharse y buena parte de la población oriental lo acompaña al exilio.
• 30 de octubre: cruzan en arroyo Grande (actual límite entre los departamentos de Soriano y Flores).
• 2 de noviembre: cruzan arroyo Perdido (departamento de Soriano).
• 3 de noviembre: cruzan arroyo Cololó (departamento de Soriano)
• 11 al 13 de noviembre: vadean el río Negro en el Paso del Yapeyú.
• 14 de noviembre: llegan al cuartel general en arroyo Negro (actual límite entre los departamentos de Río Negro y Paysandú).
• 24 de noviembre: llegan a Paysandú.
• 1 de diciembre: acampan a orillas del arroyo Quebracho (departamento de Paysandú).
• 3 de diciembre: cruzan el arroyo Chapicuy (departamento de Paysandú).
• 7 de diciembre: cruzan el río Daymán (límite entre los departamentos de Salto y Paysandú).
• 10 de diciembre: las familias inician el cruce del río Uruguay (Salto).
1812
• 10 de junio: Artigas instala su campamento en el Ayuí (Entre Ríos).
Entre el 11 y 13 de noviembre la caravana (que se extendía 50 km, según algunas fuentes) cruzó el arroyo Yapeyú (aguas abajo de la actual represa de Palmar); hacia el 15 de noviembre estaban en Paysandú, de donde partieron el 21; el 7 de diciembre llegaron al río Daymán y el 10 iniciaron el cruce del río Uruguay por el Salto Chico, en una empresa particularmente dura y sacrificada. Ya en territorio de Entre Ríos, actual Argentina, permanecieron acampados hasta abril y luego se instalaron en la desembocadura del arroyo Ayuí Grande. Allí permanecieron, bajo la protección de Artigas, hasta el mes de septiembre de 1812, cuando se reanudó el sitio de Montevideo y el caudillo regresó a la Banda Oriental. Los historiadores anti-artiguistas han minimizado el hecho y afirmado que Artigas obligó a la gente a seguirlo, pero no hay indicios siquiera mínimos de que haya sido así.
La llamada Primera Independencia y el sentido del suceso para la futura Identidad Oriental
Sobre la independencia del Uruguay hay dos teorías básicas: la que sostiene que se produjo como consecuencia lógica de un proceso diferenciador anterior y por voluntad colectiva de su pueblo, y la que considera que fue un producto circunstancial de una determinada coyuntura histórica, una creación artificial de Inglaterra confabulada con la clase dirigente de Montevideo, siempre opuesta al pueblo de la campaña oriental. La primera teoría de ellas tiene sus raíces esenciales en la “Redota”, según lo vieron algunos de los protagonistas del hecho. En un oficio librado al Cabildo de Buenos Aires el 27 de agosto de 1812 y firmado por los jefes de la división del ejército de Artigas, se decía:
Y entonces nosotros, en el goce de nuestro derecho primitivo, nos constituimos en la forma bajo todo los aspectos legales y juramos continuar la guerra hasta que los sucesos de ella solidacen en nuestro suelo una libertad rubricada ya con la sangre de nuestros conciudadanos […] allí, obligados por el tratado convencional de superior gobierno, quedó roto el lazo nunca expresó que ligo a el nuestra obediencia, y allí, sin darla al de Montevideo, celebramos el acto solemne, sacrosanto siempre, de una constitución social, erigiéndose una cabeza en la persona de nuestro dignísimo conciudadano José Artigas…”.[3]
Se habla aquí de “ruptura” de un lazo “nunca expreso” que acaba a los orientales a los gobiernos emergidos de Mayo, como consecuencia del “Tratado universal”, o sea, del armisticio que los había abandonado a voluntad de los españoles. Se afirma que ello no implica obediencia alguna al gobierno de Montevideo, y se termina reclamando con toda claridad que se habían celebrado el acto “solemne, sacrosanto siempre” de una “constitución social”. No significa esto, desde luego, que pudiera en el ánimo de aquellos hombres la creación de un país distinto: pero sí es evidente que se consideraban una realidad social aparte de la constituida por los unitarios de Buenos Aires, al igual que los provincianos que más tarde se les unirían a los orientales en la liga de los pueblos Libres. Una sociedad “constituida”, protagonista directa y voluntaria de su destino. Por ello, los historiadores clásicos llamaron a este período la Primera Independencia. Este hecho en sí, es de principal importancia, para un sector de la histografía uruguaya que promulga la importancia de la “orientalidad” para la futura independencia del país en 1828 y considera a este hecho como fermental para el nacimiento de ese sentimiento de “orientalidad”.
“La Redota llamaron sus protagonistas a este hecho medular. La “derrota” sin duda; no la derrota viril de las armas, sino la mas dolorosa de la decepción y la traición, Pero también “el derrotero”, el camino. El camino hacia una tierra lejana, refugio transitorio, respiro forzado y relativo de una lucha que apenas comenzaba. Hay quien ha definido a este episodio como un “gran miedo”, una suerte de huida masiva; se escapaba de la muy probable venganza de Elio y se buscaba la protección de las tropas armadas. Y algo de hubo, sin duda. Ello no quita ni grandeza ni importancia histórica a este hecho colectivo; el miedo, la rebeldía y el dolor constituyeron el caldo de cultivo en el cual se fue generando la conciencia de ser algo destino, un grupo de personas condenadas a sobrevivir o perecer todos juntos, por encima de distancias económicas, raciales y culturales. El sentimiento de “orientalidad” surgió sin duda de esta doliente coyuntura como consecuencia de la tristísima peripecia que les tocaba vivir. Enfrentados a los españoles, no podían sentirse tales; traicionados – así lo sentían – por el gobierno de Buenos Aires, no podían jamás considerarlo como propio. Definitivamente, eran otra cosa; eran los orientales”.[2]
Entre los emigrantes que seguían a Artigas viajaba un joven poeta llamado Bartolomé Hidalgo. Estas estrofas nacieron entre los tumbos de las carretas el llanto de los recién nacidos, y el dolor y la esperanza que campeaban en aquella caravana:
Orientales, la Patria peligra;
reunidos al Salto volad.
Libertad entonad en la marcha
Y al regreso decid libertad.
Referencias
1. ↑ Sylvia Puentes de Oyenard: Romance de la Redota
2. ↑ a b [ Libro “Orientales” tomo 1, de Lincoln Maztegui Casas]
3. ↑ [Libro “Orientales” tomo 1, de Lincoln Maztegui Casas]

La redota: Una historia de Artigas (largometraje).

La redota: Una historia de Artigas (largometraje).

La redota: Una historia de Artigas es el próximo largometraje del uruguayo César Charlone (Ciudad de Dios, El jardinero fiel, El baño del Papa, Ceguera). El filme -coescrito junto a Pablo Vierci (La sociedad de la nieve), y cuya estética claramente toma inspiración de los cuadros de Juan Manuel Blanes-, forma parte del proyecto Libertadores, una serie de películas basadas en distintos próceres latinoamericanos como Tiradentes, Hidalgo, Martí y San Martín. Dicha iniciativa surge en un momento clave: la celebración del Bicentenario de la Independencia de América Latina.
Si bien no se trata de un tradicional biopic sobre nuestro prócer nacional, La redota cala más hondo: es una búsqueda en paralelo de dos hombres tras uno, separada por el tiempo. Por un lado, en 1884 el famoso Blanes intenta “construir” una imagen de Artigas para un cuadro encargado por Máximo Santos. Setenta y tres años antes, el porteño Sarratea envía a Guzmán Larra -un sicario español disfrazado de jornalista-, a acercarse hasta el campamento artiguista establecido a orillas del Ayuí con la intención de asesinar al carismático líder.
La redota, cuyo estreno está previsto para 2011, es una coproducción uruguaya-brasilera-española, realizada por Wanda Filmes, Lusa Filmes y TVE. Para las escenas rodadas en territorio paraguayo, la producción estuvo a cargo de Synchro Image.
El actor uruguayo Jorge Esmoris es quien interpretará a José Artigas. El también oriental Yamandú Cruz se pondrá en la piel de Blanes y el español Rodolfo Sancho en la de Larra.

La cruz de los caminos, por Pablo Vierci

La redota abarca un período de la gesta de Artigas, en 1812 y en el Ayuí, desde donde puede vislumbrarse su pasado y al mismo tiempo advertir lo que vendrá. Justamente por eso La redota eligió esa etapa, la cruz de los caminos, cuando todo se estaba creando.

Ya se percibe que el liderazgo de Artigas es el del conductor y el conducido, es el hombre que encauza los reclamos de su gente. Él no recibe instrucciones sino que construye consensos. Conductor y conducido pero en torno a ideales. El ideal político, que abarca el ideal federal de la gran nación de las Provincias Unidas y el ideal republicano, donde propone un Estado respetuoso de los derechos individuales y alerta, él, un militar, ante los desmanes de los militares. Coronel por rango y general por voluntad del pueblo, dice que su autoridad emana de esa sociedad precaria y mezclada: la instrucción más clara de las que propone en 1813, pero que se venían gestando desde los fogones en el Ayuí, son las trabas constitucionales que aseguran la soberanía del pueblo ante el eventual despotismo militar.
El segundo ideal es el económico y social, plasmado en el reglamento de tierras, que es social y productivo, y que tenía como antecedentes sus viajes con Félix de Azara, cuando trabajaba para la Corona española.
El tercero es el ideal humano, donde Artigas advierte la potencialidad de la diversidad y la mezcla. Aprovecha lo mejor de las revoluciones y las culturas de la época (la francesa, la de Estados Unidos, lo mejor del derecho hispánico, los principios solidarios del catolicismo, la conexión con la naturaleza de los guaraníes y charrúas) y, del mismo modo, absorbe lo mejor de los individuos con los que convive, sin prejuicios, en una revolución policlasista, con patricios, hacendados, criollos, gauchos, negros e indios, donde “naide es más que naide” y nadie baja la mirada al otro.
Así es como Artigas se va alejando del bronce y va decantando el de carne y hueso, que desde el llano nos interpela y provoca la reflexión. El bronce achica al personaje. Humanizarlo lo agiganta, y es en esta escala cuando Artigas se torna verdaderamente imprescindible.

Fuente: http://laredotalapelicula.com/

RECREACIÓN DE LA REDOTA ( SALTO-AYUÍ)

¿Como comenzó la Recreación Histórica de La Redota ?


La primera Recreación de La Redota se efectuó en diciembre de 1997, el año que se crea la Asociación de Amigos del Patrimonio Histórico y Cultural de Salto” como coronación de un trabajo de investigación sobre Artiga. Siempre respetando tiempo y espacio, o sea el Ayuí como lugar físico de cruce de la Redota en 1811 y el tiempo, la primera quincena de diciembre.
La primera Recreación fue modesta pero con absoluto respeto de la realidad histórica en vestimenta, carruajes e implementos de época. No hubieron espectáculos que amenizaran la fiesta en escenarios, ni ranchos que acompañaran el evento.
En 1998 tomamos un lugar exacto del primer cruce a E.Rios en Salto Chico. Con mucho mas público pero sin poder evaluar cantidad por ser un lugar de acceso de los salteños todos los fines de semana. En esta oportunidad se recreó episodios de “Los chasques de Artigas”.
En 1999 se utiliza por primera vez y para siempre el Parque Indígena nominado actualmente “Vaimaca Pirú”. En esta oportunidad tuvimos la presencia de gente de E. Ríos, representando la Liga Federal, incluso un cura de la localidad “El Charrúa” y de “ La Adela”, gauchos que no pudieron pasar sus caballos por impedimentos aduaneros. Se lleva a cabo la primera actuación en escenario de artistas locales interpretando repertorio gauchesco, referido al Éxodo
En el Año 2000 empezamos a traer gente de Montevideo, como los morenos de “Mundo Afro” representando la esclavitud que acompañó al Éxodo, como lo prueba el Padrón realizado en el cruce del Río Daymán el 1 de diciembre de 1811 y que está firmado por Artigas. Se llevan a cabo recreaciones de acontecimientos ocurridos en la marcha como: los fusilamientos de Quebracho; rapto de chinas; peleas a cuchillo entre gauchos, casamientos, y también encuentros de orientales y portugueses.

En el 2001 y aprovechando la bajante del Rio Uruguay se penetra el río rumbo al Ayui llevando adelante 12 Blandengues que nos acompañarán año a año en esta Recreación. De aquí en mas contamos con la presencia de historiadores que aman este episodio como Carlos Maggi, Ana Ribeiro y otros. También nos acompañan invitados de las Provincias que integraran la Liga Federal.
De 2002 en adelante se representan diversas recreaciones como la de Homenaje al Gaucho con recreaciones en vivo de Cuadros de Blanes y otros pintores, También la presencia de Banderas, trozos de las cartas que Artigas escribiera en los distintos campamentos fechados en lugar y fecha; otras veces interpretaciones en luces y sonidos de eventos del Éxodo y con una presencia mucho mayor de público que alcanzó en algunas oportunidades a mas de 2000 personas.
Del 2003 en adelante empezaron a contratarse cantores de enjundia, recitadores, payadores , danzas y concursos de canto. Año a año se reconstruyen los ranchos de las aproximadamente 20 Aparcerías, que siempre acompañaron a “La Redota”. Contamos con una Pulpería de piedra y este año se hará una pequeña Capilla y un destacamento de Policía al estilo de la época.
La Escuela de Danzas Ibirapitá desde el principio de estas recreaciones acompañó a la fiesta emanando de la propia Caravana del Éxodo para mostrar la presencia de la danza de la época y también en el escenario donde se ha llevado últimamente una verdadera Velada recordatoria de todas las danzas que corresponden a las Provincias que integraron la Liga Federal artiguista. Se trata de un aporte a la vez histórico y artístico.
Recién en los dos últimos festivales se cobró una entrada muy módica y dirigida a ayudar instituciones que lo ameritan como el Hospital Salto o un Dispensario de la populoso barrio del Cerro
El año 2007 se llevó a cabo un interesante concurso de varios tópicos como Canto, Danza, Comida, Aperos; mejor caballo en actividad; mejor Rancho etc. El Tribunal lo integró la Asociación de Amigos del Patrimonio que hemos trabajado junto a la Intendencia desde hace 12 años por esta fiesta histórica turístico cultural
Se realizó la marcha desde San José o sea desde Ismael Cortinas como primer Campamento del cual tenemos correspondencia de Artigas pasando por todos los Campamentos por los que pasó el Éxodo y tenemos probanza, pasando por lo que hoy son los Departamentos de San José, Soriano, Río Negro, Paysandú y Salto por supuesto. En cada localidad mas cercana al Campamento original se dejó el pergamino con la carta de Artigas que correspondiera al lugar, en la Escuela más próxima

En el 2008 la organizción sigue mejorando, ahora conciderando otros aspectos decuidados en ediciones anteriores. Se mejoró mucho el nivel de las actuaciones, el esenario, teniendo especial cuidado en la intepretación de lo que fuese el último campamento en el ayuí. Se trabajó mejor en la difusión dela fiesta, contando con el apoyo de Subrayado quien cubrió parte de la fiesta. También se realizó la marcha que por problemas logísticos este año partó desde Cardona con un impresionante apoyo local tanto de las autoridades como del pueblo.

Fuente:http://www.folklonautas.com/forum/topics/como-comenzo-la-recreacion